Impresiones de Bolivia

Por Fernando M. Sassone

"En algún punto de mi viaje a Bolivia comencé a sentir que había retrocedido en el tiempo a las épocas precolombinas o de la colonia. Al reflexionar sobre lo que sentía reconocí que se trataba de una apreciación pueril que encerraba un juicio de valor, un prejuicio camuflado detrás de la percepción de un país desde un pintoresquismo histórico, casi turístico. No es difícil dejarse convencer por las apariencias. Creemos, por ser parte de una cultura moderna y occidental, y por transliterar la teoría de Darwin, que las civilizaciones y la cultura evolucionan por el camino del perfeccionamiento. Estamos convencidos de que la ciencia, la técnica y la cultura contemporáneas son consecuencia de esa evolución, juzgando inferior a todo aquello que se identifique con lo primitivo o lo primigenio. Pero Bolivia, la Bolivia indìgena, aún viviendo las mismas miserias que cualquier nación americana, no vive en el pasado, vive un presente distinto, no es primitiva, es orgullosa de su origen, raza y tradición, no es subdesarrollada, es esforzada y digna, es sabia."

Fernando M. Sassone

Sobre el autor: Fernando M. Sassone
Fernando es Director Creativo de Kinématon. Entre sus series fotográficas documentales pueden citarse Hibernando, Microgarden, Isleños, Inmigrantes rusos en Argentina, Empleados, etc.. Es autor del ensayo "Sintaxis fotográfica" y seminarios como "Lenguaje fotográfico y discurso de autor".
Ha escrito una serie de cuentos sobre fotografía, además de relatos de diversas temáticas, crónicas y notas de opinión sobre diseño, publicidad e imagen corporativa.

Reseñas de "Impresiones de Bolivia"

El mandato de la tierra
La altura sobre el nivel del mar se siente apreciando la inmensa belleza de las imágenes. Los paisajes se mezclan con rostros de gentes caminando por las calles de Villazón, Potosí, La Paz, Uyuni, o el pequeño pueblo de Colchani a orillas del gigantesco salar.
Son imágenes llenas de contrastes, de enigmas y de preguntas, pero también de respuestas.
El testimonio que Fernando Sassone rescata a través de su mirar posee un cruce de elementos que componen una justa mirada sobre un pueblo que...
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El sonido de una imagen
Cuando Fernando Sassone registra gentes, cosas, calles, ciudades, cielos de Bolivia, en la cotidianeidad que nos muestra podemos descubrir lo que quizá no hubiéramos visto con los propios ojos. Podemos penetrar el detalle, leer miradas, analizar y volver a analizar el significado del gesto mínimo, y repetir la observación cuantas veces se quiera, porque la fotografía es una mirada que se detiene en un instante y lo rescata de la fugacidad. Transforma tiempo en espacio...
Una fortaleza silenciada
Impresiones de Bolivia, de Fernando Sassone, nos permite ver y sentir la tremenda y constante dualidad de ese maravilloso paías, que tiene uno de los componentes indígenas más altos de Latinoamérica. Este pueblo, perteneciente a la etnia Coya, se encuentra relegado a los estratos más bajos de la sociedad y pese a ser objeto de opresiones sociales e injusticias, ha sabido mantener su lenguaje, cultura, folklore y amor por su tierra.

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El mandato de la tierra

Por Jorge Lieva,
fotógrafo

La altura sobre el nivel del mar se siente apreciando la inmensa belleza de las imágenes. Los paisajes se mezclan con rostros de gentes caminando por las calles de Villazón, Potosí, La Paz, Uyuni, o el pequeño pueblo de Colchani a orillas del gigantesco salar.
Son imágenes llenas de contrastes, de enigmas y de preguntas, pero también de respuestas.
El testimonio que Fernando Sassone rescata a través de su mirar posee un cruce de elementos que componen una justa mirada sobre un pueblo que en todo refleja su antepasado profundo, y su actualidad, rica en la sencillez de la vida que llevan sus hombres y mujeres.
Hay paisajes desolados, que creemos reconocer, y que nos transportan a esa región en donde el cielo, las nubes y las montañas hablan en silencio.
En las personas fotografiadas vemos lo esencial, el nexo entre el hombre y la tierra, pero también lo superfluo (que siempre es un símbolo), sombreros, peinados y vestimenta,  y presentimos la convicción de los que desean preservar su modo de vida.
En los retratos vemos, más allá de la expresión de los rostros, el entorno geográfico de una cultura que lucha por sostener un legado ancestral.
Ni la ciudad moderna se ha resistido al mandato de la tierra y de la historia. En La Paz, torres de vidrio y hormigón conviven con millares de viviendas de adobe que emergen, como formaciones naturales, de las laderas de los cerros, acechando impasibles el valle urbano, mudos testigos de algo que pretendió comenzar sin ellos, pero que sin ellos jamás podrá completarse.
Finalmente, las ruinas milenarias, impregnadas de preguntas sin respuesta, nos transportan a las fuentes, al principio de todo, invitándonos a reiniciar este viaje desde las raíces del misterio.
Impresiones de Bolivia, de Fernando Sassone, nos hace sentir el palpitar de una cultura a la que aún hoy nos cuesta entender y respetar.

El sonido de una imagen

Clara Nielsen,
Editora

Cuando Fernando Sassone registra gentes, cosas, calles, ciudades, cielos de Bolivia, en la cotidianeidad que nos muestra podemos descubrir lo que quizá no hubiéramos visto con los propios ojos. Podemos penetrar el detalle, leer miradas, analizar y volver a analizar el significado del gesto mínimo, y repetir la observación cuantas veces se quiera, porque la fotografía es una mirada que se detiene en un instante y lo rescata de la fugacidad. Transforma tiempo en espacio.
Fernando enfoca su mirada en objetos mínimos y elementales, en ciudades que casi no lo son, mimetizadas con la tierra como el hombre originario. A veces nos entrega niños que sonríen, con la precoz adultez de la pena ancestral en sus ojos. Ante el momento inmovilizado podemos prestar atención a sus ropitas con tejidos deshilachados que trasforman al rústico abrigo en un pelaje semejante al de la oveja, de la cabra, de la llama que le dio origen.
La fotografía no tiene sonido. Es una de las limitaciones que comparte con la pintura. Sin embargo, cuando las fotos de Fernando se abren a los espacios enormes, a las lejanías de las calles polvorientas, a los cielos no interrumpidos por primeros planos, se deja oír el silencio. Un silencio que abarca tanto a las cosas como a esos hombres, y mujeres, y niños callados. Parece que ellos usan la palabra sólo para cubrir alguna necesidad inmediata, material. No hablan, por lo menos no los oímos hablar, de sus interioridades, quizá porque no las quieren compartir con quienes los despojaron de tantas cosas, como si tuvieran temor de ser despojados también de su pensar y de su sentir. Quizá por ello, salvo los niños, no miran a la cámara. O quizá Fernando, que los respeta, no pone sus ojos-cámara en los ojos de ellos.
Esa cultura que viene desde siglos agazapada, oculta, atesorada, sólo puede manifestarse en el silencio. Un pueblo ofendido desde hace tanto tiempo, calla sus voces de respuesta. La vieja dignidad del hombre de la tierra se expresa sin palabras. Pero a veces, alguien como Fernando, las oye y nos las hace oír con imágenes.
Bolivia, cercana y tan distante, hermana y tan distinta. No sé de ella más que gruesos trazos de la historia compartida o de frías descripciones etnográficas, alguna música, algunos relatos que me conmovieron… Más allá de la pantalla turística, es difícil percibir algo de su alma profunda, celosamente preservada. Las fotografías de Fernando son un camino para hacerlo.

Una fortaleza silenciada

Por Diego García Díaz,
Director de la carrera de Diseño Gráfico, FADU – UBA

Impresiones de Bolivia, de Fernando Sassone, nos permite ver y sentir la tremenda y constante dualidad de ese maravilloso paías, que tiene uno de los componentes indígenas más altos de Latinoamérica. Este pueblo, perteneciente a la etnia Coya, se encuentra relegado a los estratos más bajos de la sociedad y pese a ser objeto de opresiones sociales e injusticias, ha sabido mantener su lenguaje, cultura, folklore y amor por su tierra.
Los rasgos hoscos de su cultura pueden sin duda interpretarse como gestos de identidad, orgullo y resistencia constante al predominio hispánico.
Las fotos de Sassone retratan situaciones urbanas y cotidianas: Vendedores callejeros, niños, trabajadores y familias rurales que se viven temporalmente a la intemperie, en las calles de la ciudad, hasta vender sus mercancías. Son imágenes captadas con naturalidad y sensibilidad, que recomponen un tipo de vida rústico y sufrido, y permiten descubrir en las huellas culturales cotidianas, una gran fortaleza silenciada.

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